El perro en la peluquería: qué debemos explicar a los dueños
El trabajo de un peluquero canino no es tan fácil como parece. Para poder trabajar de manera correcta y segura necesita que su cliente, el can, permanezca quieto y en una posición cómoda para ambos. En la peluquería de exposición, suele ser normal ver a los perros quietos y tranquilos mientras su estilista le hace todos los arreglos necesarios, ya que han estado educados para ello, trabajándolos muy frecuentemente y tomando toda la paciencia y tiempo necesario para que el can entienda y encuentre normal el trabajo que le tiene que hacer el peluquero. Pero en los centros de belleza no es tan común.
Por falta de concienciación, la gran mayoría de propietarios que tienen ejemplares (de raza o mestizos) con un manto que requiere arreglo y mantenimiento periódico, no llevan a su mascota hasta que esta cumple los 7-8 meses, cuando con 4 meses ya se le tendría que enseñar, o cuando son adultos los llevan tan solo una o dos veces al año, cosa que hace que su manto este en pésimas condiciones y el perro tenga que soportar mas tiempo y tirones de lo que se merece. Esto perros evidentemente no serán ninguna joya para trabajarlos, ya que esta falta de costumbre supone que su comportamiento negativo no permita hacer el trabajo ni agradable ni divertido; cuando se habla de comportamiento negativo se refiere a que el can no pare de moverse, gemir, ladrar e inclusive morder (la mayoría de veces no por maldad si no por miedo). En muchas ocasiones se suele acabar colocando un bozal al can o, por desgracia, sedándolo (muy habitual en muchos centros, cuando no debería ser así).
¿CÓMO PUEDE/DEBE COLABORAR EL PROPIETARIO?
Es importantísimo que todos pongamos de nuestra parte para mejorarlo todo. Por ejemplo, explicar al propietario que tiene un cachorro con manto complicado, a que no espere a que su mascota cumpla los 8 meses y tenga el manto hecho un desastre, que lo lleve a partir del cuarto mes y así el animal se habiturá desde joven. Si su mascota tiene un manto que requiere muchos cuidados, que intente hacer un arreglo cada mes y seguro que su peluquero le hará un precio especial como cliente “vip”.
También hay que decirle al propietario que, cuando se dirija hacia la peluquería, no diga nada a su mascota, ni hacerle juegos ni elogios y siempre con calma y tranquilidad; con el mismo "pasotismo" dejar a su mascota en el centro e irse. Parece extraño para nosotros pero es vital para ellos.
Otra buena práctica, que podría hacer el propietario para ayudar a su perro, sería realizar visitas al centro con su mascota, aunque no necesite nada, premiarlo con alguna golosina o una galleta especial para ellos, cuando se este en el centro; de este modo el can no solo relaciona el centro con las peluquerías sino también con cosas agradables.